Si me preguntan que es lo que más amo de mi trabajo, no podría hacerlo.Porque no hay una sola cosa, son muchas.
Hoy paseaba mi mirada por ese montón de nenes y nenas que miraban extasiados la función de títeres y pensaba ¿quién puede ver tantas expresiones de asombro, de alegría, de inocencia?
Quién puede escuchar explicaciones lógicas para situaciones ilógicas? "Seño, esa pava habla porque es grande, sino no" ¡Maravilloso!
¿Quién puede sentir la fuerza de un abrazo pegaso sin que medie ni una palabra?
Estos y muchos otros son los privilegios de ser Maestra Jardinera.
De una cosa estoy segura y es que muchas veces mi trabajo no es un trabajo, es una bendición.
Porque me permite estar en contacto con seres puros, sensibles, dulces, incomprensiblemente reflexivos, espontáneos.
Por esto y muchas cosas más amo ser Maestra Jardinera.